Despertar
entre tambores de
guerra
sin potencia
creadora que te asista
ni bendiga
sería simplemente
insoportable.
O no.
Bastaría despreciar
tanta impudicia;
desoír a quien te
adula
y a quien te brama;
sentarte solo en el
viento,
los pies colgando,
y asomarte a tus
sueños
mientras el mar
bate espumoso la quilla de tu barco
y la distancia te
acerca por fin
a quienes amas.
Ese es siempre el
destino
-no lo olvides-;
que todo lo demás
es puro instante,
golondrina hermosa
en su silbar
y precisa y voraz
en cada vuelo;
pero mañana no
estará y ésa es su esencia.
tiempo y mas tiempo....eso es lo que precisa (y no tiene) Vitelio
ResponderEliminarMas si lo que importa es el camino,
ResponderEliminarno ha de ser todo ni el origen ni el destino.
Compra tiempo, Vitelio,
para recorrerlo como se merece.