viernes, 27 de enero de 2017

Todavía hay jueces en Berlín

Hoy he comprobado que todavía hay jueces en Berlín. Pero, por desgracia, no los del Gran Federico, que se solazaba de que la Justicia no fallara a su favor, sino de los de la mucho más oscura época que comenzó en 1933 y acabó un día de primavera de 1945. Sí, todavía hay jueces del Tercer Reich. Y están aquí, en España. (Preciso y rectifico ya de entrada: gentes que fueron jueces y pretenden volver a serlo en un mundo hipotético en que las botas de caña alta volvieran a imponerse a la Ley y los votos de unos -por el hecho de ser muchos- pudieran justificar la aniquilación de los derechos de los demás.)

Leo en El Mundo de hoy mismo la noticia de las afirmaciones vertidas por el ¿ex? juez Vidal en una conferencia de noviembre pasado y me alarmo. ¿Cómo no hacerlo? El ¿ex? juez Vidal, con su aspecto de figurante en algún entremés auroseculado, con su mirada perdida en la Babia catalana, advierte sin empacho de que la futura República catalana ya es un hecho -diferencial o no- en al menos tres aspectos concretos: tiene fichados a todos los ciudadanos (al haber obtenido -de un modo que se reconoce abiertamente ilegal- los datos fiscales de los catalanes), dispone de una unidad especial de los mossos d'escuadra preparada para el contraespionaje y conoce la ideología de cada uno de los 801 jueces que ejercen en Cataluña y sabe en consecuencia quiénes se irán y quiénes se quedarán cuando sea proclamado el nuevo Estado.

No sé con qué alarmarme más, la verdad. Pero como siempre hay que empezar por algo, hagámoslo por el principio. 

El ¿ex? juez dice que ya tienen -ellos, los adalides de la libertad del pueblo catalán, claro- los datos fiscales de todos y cada uno de los ciudadanos de ese mismo pueblo. No sé si tienen los míos -hijo, nieto, bisnieto y tataranieto de catalanes desde al menos el s. XIII-, porque vivo en Madrid. Tampoco sé si me consideran un catalán cuya libertad deban tutelar (aunque tras la lectura de lo que aquí escribo -si es que el ¿ex? juez tiene interés en leerlo, lo que también dudo- sí tengo claro en qué lista de las suyas me situará). Pero lo tremendo, lo simplemente insoportable, es que se reconozca por el ¿ex? juez que los datos ya están en su poder y que los han conseguido quebrantando la Ley. Debiera el Sr. Vidal -si es que no lo estudió en su momento- recordar lo que dice el Código penal sobre el particular; aunque sólo sea por curiosidad y al margen de que tenga el ¿ex? juez igual de claro que su imaginario Tribunal Supremo catalán vaya al día siguiente de su constitución a descollonarse de las leyes del Estado español, empezando por las penales.

Lo segundo también es para nota (por cierto, que me asalta la terrible duda de saber cuál le pondrían al Sr. Vidal en la oposición que le permitió decidir sobre los derechos de los ciudadanos españoles durante los años en que lo hizo). Dice el ¿ex? juez que un estado no europeo está asesorando la formación de una unidad de los mossos en antiterrorismo y contraespionaje. ¡Qué intriga, pardiez! ¿Quién será el buen samaritano: Corea del Norte, Venezuela, Cuba...? Cualquiera de los tres, desde luego, sabe de contraespionaje, aunque no me resulta tan evidente que pudieran enseñar mucho en materia antiterrorista. Claro que en esto también puedo equivocarme. 

Y last but not least (anem, noi, que ja estem acabant), un mensaje muy claro: 801 jueces que ejercéis (Vd. no, claro, Sr. Vidal) en Cataluña: sabemos cómo pensáis, así que en la futura República catalana, es fácil: los que ya pensáis como debéis, seréis benvinguts; los demás, ya estáis marchándoos. Así, con dos collons y sin barretina. 

Si no fuera porque también decían que el Tercer Reich iba a durar mil años,  me preocuparía. Si no fuera porque los jueces del Tercer Reich firmaron miles de sentencias condenando a muerte a los enemigos del pueblo alemán, me despitotaría. Si no fuera porque amo profundamente la tierra de mis antepasados, donde siguen viviendo familiares y amigos a los que igualmente quiero, no escribiría estas líneas.

Ave Málaga-Madrid, 27 de enero de 2017.