SIEMPRE
Y
seguirás a mi lado, siempre,
cuando
mire al cielo y te vea en cada estrella,
cuando
cante el pájaro en primavera
o
en la lluvia que me moje dulcemente;
tu
aliento me envolverá con cada brisa
y
tu voz restallará con cada ola;
sobre
el mugir de la tierra te harás risa
y
en todos los campos, amapola.
Y
sonreirán los niños tu sonrisa;
no
dejará tu sol de acariciarme;
te
llenarás de blanco en cada luna,
y
aún el silencio callará para escucharte
acunar
una nana en cada cuna;
me
mirarán tus ojos, dos luceros;
me
abrazará tu amor en cada abrazo;
será
tu paz la estrella de mi faro
y
tu imagen, la cara de mi espejo;
no
añoraré los días que se fueron,
pues
viviré los sueños en presente,
dibujando
con tus huellas el sendero
que
proyecta tu semblante sonriente;
serás
tren, árbol, lejanía,
horizonte
de esperanzas renacidas,
roca
frente al mar embravecida
o
ternura amaneciente amanecida;
batirán
tus alas tristezas y amarguras,
convirtiendo
en remolinos mis derrotas;
atravesaremos
juntos la espesura
y
anidarán en tu pelo las gaviotas.
Y
volverás a ser cada mañana,
cada
tarde, cada noche, cada estela,
cada
barco, cada cielo, cada vela,
cada
parque, cada rincón, cada ventana;
me
llevarás en volandas de la vida
y
del amor a las praderas
donde
serán razón nuestras quimeras
y
brotará una flor de cada herida.
Hasta
que un día, tal vez en primavera,
cuando
mi tiempo haya colmado su medida,
me
llamarán a tu encuentro las estrellas
y
no habrá llanto, ni dolor, ni despedidas.
Y
siempre te querré.
Eternamente.
De "El sembrador de sueños", Alfonso Trallero, ed. Bubok, 2010.